sábado, 29 de septiembre de 2012

La primera semana

Uf! Ya llevamos semana y media viviendo acá y realmente siento que los días volaron.
Desde que llegamos, todos los días ha habido algo importante que hacer. Creo que hoy ha sido el primer día en que no hemos tenido que ir a algún lugar a dejar / buscar algún documento, a hablar con alguien, a escuchar a alguien o a alguna inducción.

Recapitulemos rapidito:

Miércoles 19: Carlos nos llevó a dar una vuelta rápida por el centro para comprar un celular baratito y luego fuimos a conocer la U. Ese mismo día nos matriculamos, nos dieron las tarjetas de identificación de la U y hasta almorzamos gratis gracias a una sociedad cristiana! Y con el correr de la semana aprenderíamos que los almuerzos británicos básicamente consisten en sánguches, jugo y papas fritas de bolsa.

Durante el almuerzo gratis conocimos a Juan, Diana y Laura, unos españoles que vienen a estudiar por Erasmus. Con ellos fuimos a recorrer la feria de opciones deportivas que ofrece la Universidad, y hasta nos llevamos unas poleras gratis!

Con el celular nuevo en mano, llamamos al Deb, un tipo que tenía un dato de casa para compartir. Nos pusimos de acuerdo para juntarnos y parece que tuvimos harta suerte, porque nos reservaron la pieza más grande de la casa y el arriendo sale muy barato, comparado con otras casas del sector. Nuestra casa queda en Hubert Road, en el barrio de Selly Oak, que es el barrio de los estudiantes que van a la Universidad de Birmingham.  Quedamos de acuerdo en arrendarla y en irnos a vivir ahí al día siguiente.

Nuestra casa en Selly Oak.

Nos devolvimos a la U para conocerla un poquito más y luego nos juntamos con el Carlos para irnos a su casa en el centro. Vueltitas por el centro para conocerlo más, a comer algo y a dormir!

City Centre


Jueves 20: El jueves nos levantamos temprano para llevar nuestras cosas a la casa nueva. Carlos nos ayudó con las maletas y hasta nos pasó un plumón que les sobraba en la casa, así que fue una cosa menos por comprar para la pieza nueva. Nos dimos cuenta que vivimos como a 5 minutos caminando desde la estación Selly Oak, así que no podíamos estar mejor ubicados.
Primer día viviendo oficialmente en Selly Oak! Nótese que estaba lloviendo, para variar. 
En la tarde Martín se fue a una inducción en su facultad y yo me fui a recorrer la feria de sociedades. Para los británicos (y creo que para los europeos en general) es muy importante hacer actividades extracurriculares y voluntariados. Además de la feria deportiva del miércoles, se hizo una feria gigante con decenas de stands de cosas extra por hacer, además de otra exclusivamente para voluntariado. Dejé mi e-mail para varias sociedades, como la Conservation Volunteers, que ayudan a mantener áreas verdes en la universidad y en zonas aledañas; o la Women's Association, que discute temas de género y feminismo. Hay otras, como la Education Society que tienen mucho más que ver con lo que uno estudia... y así.

Pasamos a comprar unas cosas a Aldi, que es el supermercado más barato del barrio.  Están Aldi, Tesco y Sainsbury, que podría comparar con Santa Isabel, Líder y Jumbo, respectivamente, aunque es Sainsbury el que tiene convenio con Walmart, pero también es el que trae los productos importados y le da más color con los precios.
Primera compra en Aldi. Menos de 5 pounds, así que la hicimos de oro, como dice Martín. 
Al llegar a la casa conocimos a Jason, nuestro compañero de casa que viene de Londres.  Esa fue la primera noche que pasamos en la casa nueva. Un poco de ruido de carrete, pero nada terrible.

Nuestra pieza.
Viernes 21: Martín tuvo que irse a una inducción en la mañana y yo me fui a recorrer la segunda parte de la feria de sociedades. A la hora de almuerzo nos encontramos con Diana, Juan y Laura en la Guild of Students (que es como el centro de alumnos) y comimos sánguches del Subway. Al fin pude hablar por Skype con la familia, eso me dejó más tranquila.

Diana y Juan en la Guild of Students.
El fin de semana lo dejaré aparte, porque el sábado fuimos a Stratford-upon-Avon y el domingo visitamos los jardines de Winterbourne... y eso merece una entrada entera.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

En Birmingham!

Hoy es nuestra primera mañana en Birmingham. Hay un sol resplandeciente y la ciudad se ve hermosa desde el piso 13 del edificio donde vive Carlos, quien nos alojará por un par de noches mientras encontramos casa.

Pero principiemos por el principio: la despedida y el viaje.

Última foto en Santiago.
La despedida fue terrible, al menos para mí. Creo que fue de las cosas más fuertes que he tenido que hacer en la vida, aunque suene mamón en extremo. Mi mamá, el tío Carlos, la Sandra y la Gabi me fueron a dejar y aunque no me vieron tan triste me fui llorando todo el camino desde antes de embarcar hasta que terminamos de pasar por Policía Internacional. Martín también estaba triste, pero se esforzaba más por consolarme que por llorar por extrañar a sus papás tan pronto.

Antes de embarcar nos encontramos con la Nadia y la Carla, otras becarias que van a Nottingham. Esperando para abordar llegó Marco, otro chileno que también va a Notthingham, quien nos saludó a todos, incluso a un chiquillo que no conocíamos. Después supimos que se llamaba Óscar y que también se iba por Becas Chile, pero a Francia ¡y por amor! Ahí armamos un lote de chilenos, al menos hasta que llegamos al aeropuerto París.

Cuando el avión despegó y dejó Santiago me puse a llorar de nuevo, porque sentía que ya no había vuelta atrás. Ya sabía de antemano que el vuelo sería agotador. Es que catorce horas de viaje desde Santiago a París (Charles de Gaulle) sonaban horribles y realmente lo fueron, principalmente porque no logré dormir más de hora y media, y a ratitos. Lo bueno es que habían buenas películas para no sufrir tanto y se las mandaron con el menú vegetariano para la cena y el desayuno, quedamos rodando.

En el avión.
Martín presentando la cena vegetariana.
Cena vegetariana en Air France: fideos con queso, zanahoria, pimentón rojo y zapallito italiano; ensalada de choclo, achicoria, palmitos, tomate y queso; futas: piña, manzana y frutillas; pan con semillitas; agua. Pedí vino (francés posom) pero no sale en la fotito.
Desayuno vegetariano: Ensalada (sí, ensalada al desayuno) de achicoria, tomate, queso fresco y pepino; brownie; frutas: naranja, piña y frutillas; jugo de naranjas; pancito con mantequilla y mermelada. Después sirvieron chocolate caliente... ñam!
Cuando llegamos a París nos separamos. Nadia y Carla se fueron rápido porque tenían que tomar el vuelo a Birmingham antes que el resto, Óscar tenía que hacer conexión a Toulouse y otro chileno que apareció de repente se iba a Beijing. Quedamos Marco, Martín y yo haciendo hora para Birmingham.

Nos habían metido tanto susto con que CDG era inmenso, así que preferimos ir directo al terminal desde donde tenía que salir el avión a Birmingham para no andar perdidos después. No era difícil ubicarse en el aeropuerto, pero de que era grande, era grande. Tuvimos que tomar algo parecido a un metro para llegar de un sector del aeropuerto a otro.

Con Marco, en el "metro" que nos llevó al terminal 2E.
En el "metro".
Quedamos impactados por lo grande del aeropuerto, no recuerdo haberme sentido tan huasa (o al menos no todavía). Fuimos a dar vueltas por los Duty Free del aeropuerto y a buscar algo barato para comer. Cerca de la puerta de embarque había un kioskito que miramos a huevo por lo chico. Nos devolvimos arriba, a un restaurant de lo más firulais, donde el agua mineral costaba tres lucas. Aprovechamos las mesitas y nos conectamos a internet aprovechando los míseros quince minutos de conexión que nos regala el aeropuerto Charles de Gaulle (gracias CDG... NOT! Cómo se cagan tanto con el wifi por Dioh!).


La durée
Dándonos cuenta de lo pahvres que somos, nos devolvimos al kioskito a ver qué había. Lo más barato y contundente fue un baguette con queso, baguette con chancho y dos aguas minerales: 12,30 euros (algo así como 7.570 pesos chilenos). Marco quedó impactado por el precio de las manzanas y plátanos machucados de un bol: 1,20 euros (800 pesos chilenos, coman fruta cabros, no sean malagradecidos con la mamá!).

De ahí, a hacer hora para abordar el avioncito de Flybe. La Lizzie no apareció, pero no me preocupé demasiado porque sabía dónde teníamos que juntarnos con Carlos en Birmingham. Con un aeropuerto tan grande la cosa no podía ser tan sencilla, así que para abordar el avioncito tuvimos que tomar una micro, así como una micrito alimentadora del Transantiago, pero limpia.

Igual que la G08v, pero en París.
Al avioncito de Flybe (Flyte en nuestros corazones!)
El vuelo París-Birmingham tomó como una hora. "Fiftyfaifminifs" dijo mi compañera de asiento, de dientes enormes, cuando le pregunté la duración del viaje.

En el vuelo me estaba quedando dormida, pero como buena huasita, me dediqué a sacar fotos e ir mirando todo el camino. Sirvieron líquidos  con unos vouchers que nos dieron por la espera (nunca supe de qué espera estaban hablando, pero aproveché). Tomé chocolate caliente del Starbucks y fui feliz otra vez. El Martín se quedó dormido raja, así que no tomó nada. Cuec!

En un momento del vuelo me paré para ir al baño, y al volver una azafata estaba bloqueando las anchas alamedas del pasillo del avión, así que me senté un rato con Marco. Blablabla chilensis y a puras chuchadas hasta que los pasajeros que iban atrás de nosotros nos preguntaron si nos quedaríamos en Birmingham. Chan, más chilenos! Y adivinen dónde iban... ¡sí, Nottingham otra vez! ¡Nadie quiere irse a Birmingham!

Al llegar al aeropuerto de Birmingham, pasamos por Policía Internacional para ingresar al Reino Unido sin problemas. Dejaron a Marco esperando un rato más, supuestamente para revisar sus documentos, pero finalmente no pasó nada y pudimos entrar todos al país sin complicaciones.


Nos separamos al salir del aeropuerto. Martín y yo quedamos solitos y tomamos el monorail para ir a la estación de tren Birmingham International. El monorail era como el "metro" que había dentro de Charles de Gaulle, así que no había que pagar ni nada.

En ese panel aparecen los horarios de salida a todas las estaciones. La puntualidad es imperativa. 
Llegamos a las 5, y en Birmingham International los trenes hacia Birmingham New Street salían a cada rato, así que decidimos comer algo antes de juntarnos con Carlos en Victoria Square. El olor de un Subway nos llamó y fue sublime comer ahí antes de llegar a Birmingham New Street.

Martincito pidiendo su sandwich de Subway. :)
Al salir de la estación en el centro de la ciudad nos tomó un rato encontrar Victoria Square. Cuando llegamos Carlos nos esperaba en la plaza. No alcanzamos a ver mucho porque estábamos muertos de cansancio, pero algo alcanzamos a ver de la ciudad y encontramos que se parecía harto a Valparaíso. Tiene hartas subidas y bajadas, edificios antiguos mezclados con nuevos, estatuas y placitas por todas partes.

Carlos vive con su polola Marcella en un departamento muy lindo en el centro. Marcella es inglesa, por lo que es rico escucharla hablar en su dulce español. Además es vegetariana también, así que me dio datos de dónde comprar hamburguesas, queso indio y otras comiditas nuevas. Los chicos se pasaron, nos ayudaron mucho durante estos días estando con ellos.

Carlos y Marcella en la cocina.
Y para rematar con la guinda de la torta, el clima estuvo bacancito hoy. Solcito que calentaba y brisa fría que nos recordaba donde estábamos. Habiéndonos tranquilizado después de los trámites iniciales y del hallazgo de casa (de los que les contaremos en otra entrada), podemos decir que estamos realmente felices de estar acá y de comenzar esta aventura juntos, así que no se asusten más por nosotros: ¡estamos felices!

viernes, 14 de septiembre de 2012

A tres días de partir...

Quedan tres días para partir y siento como si estuviera en un limbo constante. Toda la semana hemos estado ocupados, sin tiempo para relajarnos de verdad entre los trámites pendientes, las despedidas y las compras a última hora como buenos chilenos.

Hoy alcancé a terminar de llenar la maleta chica, mañana lleno la grande. Hay que hacer espacio para zapatos, frazadas de polar y encargos de amigos varios.  Hugo, de Manchester, pidió un cargamento de ketoprofeno de 600 mg. porque dice que los analgésicos de allá no le hacen ni cosquillas; o la Lizzie, que ahora está en París, que pidió que le lleváramos un poncho como regalo de matrimonio.  También hay encargos de amigos futuros, como Carlos, un hermano en Bello que nos hospedará un par de días, quien nos pidió que le lleváramos una botella de pisco, un tarro de machas y un billete de la Polla Chilena de Beneficencia porque sus amigos españoles no creen que pueda existir una institución llamada así en Chile.

Recibí la hermosa noticia de que cuando lleguemos a París nos estará esperando la Lizzie... ¡para irse con nosotros en el avión a Birmingham! No podía creerlo cuando me escribió diciendo que iría con nosotros. Dijo que quería que estuviera todo bien, dejarnos instalados en nuestro futuro hogar y asegurarse de que no nos hicieran lesos con contratos de cualquier tipo. ¡Los ángeles me rodean!

Las despedidas me han dejado un poco tristona de todas formas.  De alguna forma me hace feliz despedirme de mis amigos sabiendo que todos están disfrutando del comienzo de la adultez: trabajando en buenos lugares, ganando buenos sueldos, comprándose sus cositas y carreteando como siempre. Me deja tranquila saber que todo seguirá tan familiar como siempre y que puedo estar orgullosa de los rumbos que van tomando nuestras vidas.  Las despedidas han estado alegres y concurridas, ¡y nos vamos hasta con regalos! Lógicamente el abrazo que más me va a doler va a ser el abrazo final a mi familia, pero tengo fe en que el año pasará volando y que podré recompensar el tiempo perdido con creces.

Cuando volvamos el Tomi ya va a estar caminando y hablando leseras, la Gabi va a estar estudiando en la U o en el preu, la Tote estará planeando su regreso a las pistas de la educación superior, mis papás seguirán trabajando en lo que les gusta y mis tatas seguirán riéndose tanto como hasta ahora.  Esperemos que se acuerden de darles comida al Caupo y a los gatitos, y de tirar los restos de verduras a la compostera en mi ausencia.

A continuación... ¡fotitos de las despedidas!

Con MacKenzie, Lauren, Cori y Sara, compañeritas de trabajo.
Bellos hijos de Bello en bloque.
Cena thai (?) con MacKenzie y King!

Chau Fran y Kako!
Raptándome a la Verito de la pega!
Despidiéndome de la Caro en las grandes Alamedas!

Las despedidas desde mi perspectiva.

Pensaba que iba a ser más triste el despedirse de tanta gente que es cercana a uno o que uno ve todos los días, pero después de estar haciéndolo por un par de semanas, no se siente así. Debe leerse como bien penca de mi parte el decir eso, pero así lo siento.
Obviamente me da pena pero cada vez que me he despedido de alguien me siento más grande, más alto, menos pollo. Es como que en vez de quedarme con la pena de no verlos por un año, me quedo con los buenos deseos, sueños o esperanzas que ellos tienen puestos en mi o en la negrita. Cada abrazo apretado, cada cara de pena que ponen y cada promesa de volver a vernos en poco tiempo me hacen sentir más fuerte, hacen que se me vaya el miedo y el nerviosismo.
Una vez leí que hacer cosas para llevar a cabo los sueños de otros no era una carga o algo de que avergonzarse o algo por lo que sentirse agobiado. Claramente, el ir a estudiar afuera es mi sueño y el de la hermosita, pero aún así nuestros cercanos ponen esperanza en nosotros y uno siente la presión y el miedo de no estar a la altura de las expectativas propias y de los demás. Ahora entiendo un poco más a que se refería esa frase. Estos días me he sentido súper fuerte, como que puedo hacerle frente a cualquier dificultad que se viene.
Despedirse no es tan malo como lo pintan.

P.D.: Un par de amigos me dijeron que me veía más alto y grande, quizás este mes de descanso y ejercicio me hizo bien o quizás el porte si tiene que ver con la actitud.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Documentos, documentos, documentos...


  • Postulación online: Todas las universidades a las que postulé contaban con una sección de postulación online en la que debías subir el escaneo de los documentos originales legalizados y traducidos al inglés. Los documentos típicos eran:
    • Dos referencias académicas / laborales: Escogí una y una: mi jefa en una de mis múltiples pegas y mi profesora guía de pedagogía. Ambas personas me conocían bastante bien, por lo que podían escribir bonito acerca de mí como estudiante y profesora. Algunas universidades piden que las referencias estén escritas en inglés, en papel membreteado de la institución en la que estas personas trabajan, con los datos de contacto incluidos. Así de brígido.
    • Certificado de notas legalizado y traducido: Se consiguen en la Secretaría de Estudios de la facultad. Yo envié el de pedagogía, porque tenía un mejor promedio que en la licenciatura. Se demoran 5 días hábiles sin santos en la corte.
    • Certificado de grado o título legalizado y traducido: Tenía el de la licenciatura. El de pedagogía aún no estaba disponible porque había compañeros que aún no rendían el examen de grado, así que bastó un certificado de título en trámite. La universidad sólo pedía poseer el grado de licenciado o título profesional.
    • Certificado de competencia de idioma: Existen requerimientos distintos dependiendo del programa al que se postula. Las pruebas que usualmente piden son TOEFL o IELTS. Por ejemplo, para rendir IELTS tuve que inscribirse en el Instituto Chileno-Británico de Cultura (único centro oficial de rendición de IELTS), desembolsar alrededor de cien mil pesos y asistir a rendir la prueba en la fecha y lugar que te indiquen. Lo ideal prepararse con anticipación, al menos para acostumbrarse a los modelos de preguntas. Yo me sentí como en la PSU un poco.
    • Personal statement en inglés: El personal statement básicamente es un ensayo en el que explicas por qué estás interesado en estudiar el programa escogido. Me exigían 5000 palabras y lo hice bien llorón.

  • Legalización y traducción de documentos: Esta es lejos la parte más pajera de todas, por los piques eternos y el continuo desembolso de plata. Estas indicaciones son para estudiantes de la Chile, no sé si para todos será igual.
    • Legalización en la Universidad de Chile: Luego de recoger los documentos que previamente pediste en la Secretaría de Estudios hay que partir a Torre 15 (Diagonal Paraguay #265, oficina 404 (4to piso) y dejar los certificados para legalización, lo cual tiene un costo de diez mil pesos por documento. Se demoran dos días hábiles en entregarlos y atienden de lunes a viernes de 09.00 a 13.00 hrs. Para más información llame al 9781135.
    • Legalización en el Ministerio de Educación: Dos días después, y con los documentos timbrados por la Chile, hay que caminar unas cuantas cuadras y llegar al Mineduc (Fray Camilo Henríquez #262). Antes de irse feliz al Mineduc, pase al Santander de Torre 15 o al Santa Isabel de al frente y saque plata porque hay que pagar las legalizaciones con efectivo. La idea es ir con tiempo porque el Mineduc siempre está lleno. Tome número en la entrada diciendo que va a legalizar documentos para el extranjero y lo enviarán al sector B. Las legalizaciones tienen un valor de $3914 por documento y las entregan altiro.
    • Legalización en el Ministerio de Relaciones Exteriores: Si le alcanza el tiempo esa misma mañana, tome el metro en Parque Bustamante y corra al Minrel (entre por la puerta de Agustinas 1320, no por la de Teatinos porque puro va a pasar vergüenzas y lo van a echar para afuera igual). Ahí se va a maravillar de tanta modernidad, porque para el alivio de su bolsillo de estudiante las legalizaciones de los documentos son gratuitas. Usted no lo va a creer, pero va a ser verdad y usted hará la fila feliz. Yo creo que lo hacen para que uno termine los trámites creyendo que salió todo barato y olvide lo que viene a continuación.
    • Traducción en el Ministerio de Relaciones Exteriores: Una vez que lo tienen todo dichoso a uno, viene el recuerdo de la traducción y ahí le pegan el palo. Acá tampoco aceptan Redcompra, así que mejor váyase a un cajero y saque la millonada que necesitará para pagar las dichosas traducciones: $20.000.- por certificado de notas y $12.000.- por certificado de título, aproximadamente. Tiene que dejar pagada la mitad y en siete días hábiles retira sus traducciones y paga la otra mitad.
    • Legalización de las traducciones en el Ministerio de Relaciones Exteriores: No, no es talla. Las traducciones deben estar legalizadas también, así que haga esa fila sonriente, porque es gratis. No recuerde que acaba de desembolsar el equivalente a unas zapatillas nuevas y váyase feliz a su casa a escanear los documentos para subirlos a su postulación online.

martes, 4 de septiembre de 2012

¿Cómo comenzó esto?

¡Quedan 10 días para el gran viaje! Qué mejor momento para recapitular lo que finalmente nos llevó a estar tan cerca de esto.

Por ahí por septiembre del año pasado me entraron las ganas de estudiar afuera. No sé si realmente  lo que quería era conocer el mundo o probarme a mí misma que era capaz de hacerlo, pero le conté  mi idea al Martín y al principio no me creyó mucho. Resulta que soy de esas personas que se interesan en mil quinientas cosas al mismo tiempo, por lo que es difícil que llegue al final de alguno de mis muchísimos pasatiempos.

La cosa es que yo no estaba tomando esto como un pasatiempo cualquiera, porque cuando empecé a darme cuenta de toda la plata que tendría que desembolsar en los trámites me lo tomé en serio altiro.  Entonces, entre que el Martín no me creyera mucho y entre tantear el terreno sin cachar ni una, me lancé a la aventura.

Una noche fuimos a bailar salsa con la Lizzie, una amiga de Islas Mauricio (yo tampoco sabía dónde quedaba este paraíso), y nos pusimos a conversar largo y tendido sobre nuestros proyectos futuros. Le conté que tenía ganas de estudiar un magister en educación en el extranjero, pero que no sabía cómo postular o financiarlo. Y claro, la gringa sabía más que yo sobre el tema y me lanzó las Becas Chile y Becas Santander en la cara. Duh!

Lizzie y yo en Las Tejas.
¿Por qué estudiar en el Reino Unido? Honestamente, no tengo idea. Bueno, sí sé: a Estados Unidos no me iría a estudiar jamás, siento que están todos medios locos, en serio. Y me imagino que Australia debe ser como un veraneo/carrete constante... y tengo que esforzarme por no sucumbir al carrete. Así que Reino Unido. Y en el Reino Unido se vienen cuatro elecciones más: Inglaterra, Gales, Irlanda y Escocia.

En un momento como que me enamoré de una universidad galesa que nadie conoce. Tenía unos edificios hermosísimos y un ranking horrendo, así que tuve que descartarla. El acento escocés siempre me ha dado un poco de susto, y pensé que en Irlanda intentaría unirme al IRA. Así que Inglaterra.

La Lizzie me dijo que las universidades en Inglaterra le hacen chupete a los overseas, o sea nosotros, los estudiantes internacionales. La razón principal son los aranceles. Nosotros pagamos fácilmente tres o cuatro veces más que los estudiantes ingleses o estudiantes de países miembros de la Unión Europea. Siempre he pensando que es como si cruzar el mar nos cubriera de oro. ¡Ja! Por el sucio dinero que generamos, es bien difícil que rechacen nuestras postulaciones si tenemos como financiarnos.

Luego de esa conversación, sentí que finalmente sí era posible hacerlo, así que me puse de cabeza a buscar programas que me interesaran en universidades británicas. ¿Cómo lo hice? Averigüé los requisitos de postulación a Becas Chile, en los que pedían estar aceptado en una de las 150 mejores universidades del mundo de acuerdo al ranking que manejan ellos (basado en Arwu y Times Higher Education).

En este punto sólo restaba escoger las mejores universidades británicas dentro de las 150 mejores del mundo y ponerse a revisar los programas de educación uno por uno. Hay sitios que ofrecen ayuda especializada durante la postulación, como Study Across the Pond, en el que algunas universidades se afilian para que las promocionen con estudiantes internacionales. La ayuda es completamente gratuita y bastante buena, por lo que es recomendable hacer uso de la página al menos para disipar dudas.

Una vez que hubo un número limitado de programas de mi interés, comencé el proceso de postulación a las distintas universidades. Me interesaron programas en las universidades de Sussex, Leeds, Manchester, Sheffield y Birmingham, y todas pedían más o menos los mismos requisitos. Aquí comienza la paja molida de la postulación, proceso del que hablaré en otro post.