domingo, 20 de enero de 2013

La primera nevada

Estábamos a punto de tomar el tren de Liverpool a Birmingham cuando empezó a nevar. Estábamos un poco decepcionados porque nos teníamos que ir y no podríamos ver las calles nevadas ni jugar con nieve. Afortunadamente, cuando nos bajamos en la estación Selly Oak en Birmingham, había estado nevando por varias horas. Fuimos al estacionamiento que hay en la estación y nos quedamos como cabros chicos viendo el espectáculo mientras todos los ingleses caminaban como si nada hubiese pasado. Nos quedamos harto rato sacando la lengua y viendo si nos caían de esos copos de nieve que salen en la tele.




Después empezamos a caminar hacia nuestra casa, parando a cada rato para tirarnos nieve (hacer bolas de nieve como corresponde es más difícil de lo que pensábamos). Llegamos a la casa para ver si continuaría cayendo nieve en los próximos días para llevarnos la desagradable sorpresa de que así no sería.

Después de varios meses acá, ya sabemos que no hay que creerle mucho al informe del tiempo. En la mañana puede haber un sol increíble y a la hora puede estar lloviendo como si fuera el fin del mundo. Unos días después, un jueves, fuimos a una fiesta y estaba empezando a nevar. Al otro día, nos despertamos con los gritos de nuestras compañeras de casa. Ellas decían que teníamos que hacer un mono de nieve, que había que ir al parque a tener una guerra y todo eso. Nosotros nos levantamos y vimos por nuestra ventana y había al menos treinta centímetros de nieve cubriendo las calles de nuestra barrio. Bajamos corriendo, salimos al patio de nuestra casa y vimos a Sonia y Paola jugando en la nieve. Nos cambiamos de ropa y salimos a jugar con ellas.

Haciendo angelitos de nieve.

Nieve!

Nati jugando con Sonia.

Nuestra escultura de nieve.

Tratamos de hacer un mono de nieve pero como todos venimos de climas cálidos, no teníamos idea de como hacerlo hace que lo dejamos a la mitad. Nosotros, como buenos chilenos, hicimos un poderoso miembro de nieve. En la tarde-noche, nos juntamos con un grupo de españoles y franceses y tuvimos otra guerra de nieve y con la Nati recorrimos el parque que estaba cerca de nuestra casa.

Un compañero del magíster puso en Facebook que uno nunca era lo suficientemente viejo como para no tener una pelea con nieve. Y creo que tiene harta razón. Ya va una semana desde que dejó de nevar y hemos tenido un sol bien poderoso todos los días. Quizás esa semana fue la primera y última nevada de nuestra estancia acá. Espero que no.

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